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¿POR QUÉ NOS CUESTA CAMBIAR LA ALIMENTACIÓN?

Sabemos que no resulta fácil modificar hábitos y condicionamientos culturales, que seguramente venimos arrastrando desde la infancia. Y que se han ido reforzado por el «facilismo» inducido por la sencilla accesibilidad y la practicidad de los alimentos industrializados, cuidadosamente manipulados para resultar atractivos al paladar.

Resulta también innegable la influencia del cambio de roles (social y laboral), que nos ha llevado a dejar la cocina en «piloto automático» o en manos de las » entregas a domicilio » , comidas ya preparadas, el excesivo uso de los microondas, etc. Todo esto a mediano o a largo puede tener repercusiones en el cuerpo.

La familia se ha atomizado, la mujer está menos en el hogar y no hay quien ocupe el rol del «ama de casa». En base a estas nuevas necesidades, se ha montado una industria «amablemente» dispuesta a «solucionarnos problemas».

Solemos escuchar: la alimentación moderna es tan fácil, practica y rica !!!» Si, pero no intente hacer un balance sobre los costos ocultos de lo «práctico y sabroso». Allí debemos incluir todo lo gastado (tiempo y dinero) en estudios, tratamientos y medicación; sin olvidar lo más importante: la mediocre calidad de vida que nos impide gozar de la natural plenitud. ¿Un precio demasiado alto, no le parece?


…PORQUE SOMOS ADICTOS…

Pero no solo la comodidad y el placer sensorio fundamentan nuestra «debilidad» ante los cambios de hábitos alimentarios. Es aquí donde entra en juego el rol de las adicciones, mecanismo responsable de inconscientes reacciones que racionalmente intentamos justificar en diversas formas. Ya hemos visto algunos efectos adictivos del alimento, pero no son los únicos. Aquello que ingerimos cotidianamente, tiene una gran
influencia sobre nuestro estado físico y mental.

Es fácil observar cómo se ha incrementado el estado de apatía social en las últimas décadas. Junto a la obesidad, y otras enfermedades ha ido creciendo ese letargo colectivo, que nos impide establecer prioridades y nos hace privilegiar cosas banales respecto a temas trascendentes, como la buena salud. ¿Por qué será que tanta gente no puede corregir nocivos hábitos alimentarios? Es sorprendente saber que insospechados alimentos cotidianos son responsables de esta tendencia, y también de la adicción por ellos.

Hay que cuidar el cuerpo tanto por dentro como por fuera porque todo es uno.

Debemos elegir los alimentos lo más naturales posibles, evitar los productos procesados, leer bien las etiquetas de los productos para saber los posibles añadidos que puedan tener (modificadores de sabor, colorantes, edulcorantes…)

10 hábitos que aceleran el envejecimiento

¿En qué consiste el envejecimiento prematuro?

Al contrario que el anterior, el envejecimiento prematuro consiste en un conjunto de factores internos y externos que provocan daños en el organismo. Aunque el tiempo es uno de los mayores responsables, el envejecimiento prematuro viene determinado por hábitos de la persona que alteran su esperanza de vida.

Los signos de envejecimiento prematuro son visibles en la piel. La aparición de manchas y arrugas es uno de los síntomas principales. No obstante, esta vejez acelerada también se ve reflejada en las capacidades físicas y mentales de la persona.

1. Dormir poco (- 7 horas)

La calidad del sueño afecta directamente al envejecimiento del organismo. De hecho, durante la noche nuestro cuerpo trata de contrarrestar las agresiones de los tejidos que sufre durante el día. Por este motivo, cuantas menos horas de sueño acumulemos, menos tiempo tendrá nuestro cuerpo para repararse.

2. Estar sometido a estrés diario.

El mecanismo natural por el que el cuerpo humano trata de contrarrestar el estrés es generando cortisolepinefrina o adrenalina. Estas hormonas ayudan a regular la presión arterial o combatir infecciones. Sin embargo, también afectan negativamente al organismo. Una gran cantidad de cortisol acelera el envejecimiento.

3. Tabaco y el alcohol.

El humo del tabaco reduce la cantidad de oxígeno y nutrientes que requiere la piel para mantenerse saludable. Además, fumar activa las enzimas que comprometen la elasticidad de la piel, tanto en la cara como en el resto del cuerpo.
El alcohol deshidrata la piel y le quita nutrientes, haciendo que se vea opaca y cansada. Además, dilata los vasos capilares del rostro y estos forman pequeñas redes de venas. No estar hidratado apropiadamente también afecta el pelo, dejándolo seco y quebradizo.

4. No beber suficiente agua.


Beber la cantidad adecuada de agua conseguirá hidratar tu piel y que no se vea áspera y opaca. Además, el agua actúa como purificador de toxinas que tu cuerpo debe expulsar. 

5. Abusar de los azúcares.
El exceso de azúcares provoca problemas de inflamación y acné. Además, el azúcar es responsable del proceso de glicación, por el cual las moléculas de azúcar se unen a las proteínas de colágeno y elastina. Esto hace que la piel pierda elasticidad, favoreciendo la aparición de arrugas.

6. Practicar menos de 45 minutos de ejercicio físico al día.

El sedentarismo acelera el envejecimiento prematuro de tus músculos, huesos y articulaciones. Además, aumentan las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares. Los expertos recomiendan realizar, al menos, 45 minutos de actividad física diaria.

7. Consumir demasiada cafeína.
Beber café o té con moderación es beneficioso para la salud, gracias a su contenido en antioxidantes. Sin embargo, abusar de su consumo provoca una aceleración nerviosa y mayor ansiedad en el ser humano. Lo recomendable es no consumir nada de cafeína 6 horas antes de acostarse.

8. Llevar una dieta desequilibrada.
Comer muchos alimentos procesados, altos en grasas hidrogenadas, conservantes, edulcorantes… comer pocas frutas y verduras.

9. El estado de ánimo.
Tú estado de ánimo influye enormemente en tu salud física

10. Estar expuesto a contaminantes.
La contaminación, las ondas electromagnéticas, muchos fármacos.

EJERCICIO FÍSICO Y SISTEMA INMUNOLÓGICO.

Desde la antigüedad se sabía que las personas que se mantenían activos físicamente a través del deporte o trabajo, disfrutaban de más salud que los que eran inactivos que presentaban mayor número de enfermedades. Esto, llevados nuestro tiempo de principios del siglo XX, es preocupante porque la humanidad, especialmente en los países desarrollados, se va apartando cada vez más del esfuerzo físico dadas las comodidades que la tecnología moderna aporta a los modos de vida actuales.

El sistema inmune se divide en el sistema innato y en el sistema adaptativo.

Sistema innato: Este es la primera línea de defensa contra organismos invasores.

Sistema adaptativo: Es la segunda línea de defensa y genera protección contra re-exposiciones al mismo organismo.

Cuando se realiza cualquier actividad física es con la finalidad de mantener buena salud, un mejor estado físico y lograr mantener un adecuado funcionamiento de los órganos y funciones corporales. La duración, intensidad y frecuencia con la que se realice la actividad física va a influir en la respuesta de adaptación del sistema neuroendocrino, musculoesqueléticos, cardiovascular e inmunológico.

El ejercicio físico moderado realizado de forma habitual produce un efecto antiinflamatorio sobre el sistema inmunológico, reduce el riesgo de sufrir infecciones, por tanto lo refuerza si comparamos los datos con el sedentarismo.

La actividad física puede ayudar a eliminar bacterias de los pulmones y las vías respiratorias. Esto puede reducir las probabilidades de contraer un resfriado, gripe u otras enfermedades.

El ejercicio provoca cambios en los anticuerpos y los leucocitos. Los leucocitos son las células del sistema inmunitario que combaten las enfermedades mediante los anticuerpos, unas proteínas que neutralizan las bacterias y agentes externos. Estos anticuerpos y leucocitos circulan más rápidamente con la práctica habitual de ejercicio, así que pueden detectar y combatir enfermedades más rápida y efectivamente.

La elevación breve de la temperatura corporal durante e inmediatamente después del ejercicio puede impedir el crecimiento bacteriano. Esta elevación en la temperatura puede ayudar al cuerpo a combatir mejor una infección, similar a lo que sucede cuando uno tiene fiebre.

El ejercicio disminuye la secreción de las hormonas del estrés como el cortisol.

Algo de estrés incrementa las probabilidades de que se presente una infección. Disminuir las hormonas del estrés puede proteger contra enfermedades. (Siempre que no sea sobreentrenamiento)

El azúcar perjudica el sistema inmunológico.

El azúcar abarca una gran variedad de endulzantes que se pueden dividir en monosacáridos (como la glucosa, la fructosa y la galactosa) y endulzantes complejos (como la sucralosa, lactosa, maltosa, etc.). El azúcar que solemos usar es la sucralosa y es un carbohidrato que se encuentra de forma natural en diversas plantas, principalmente en la caña de azúcar. La sucralosa está compuesta por dos tipos de endulzantes simples: fructosa y glucosa.

Un abuso de azúcar está unido al debilitamiento de las defensas que luchan contra las enfermedades infecciosas, provocando que el sistema inmune pierda un 40% de su capacidad para reducir los patógenos infecciosos.

El azúcar desmineraliza al organismo provocando un desgaste en las capacidades del sistema inmune. Para metabolizar el azúcar refinado, el cuerpo extrae de otros tejidos y órganos, minerales y vitaminas con lo que se provoca un daño a largo plazo. Para combatir los virus y bacterias, los glóbulos blancos necesitan de vitamina C para luchar contra los agentes infecciosos, pero el exceso de azúcar erosiona la vitamina C de nuestro cuerpo.

Consumir 100 gramos (8 cucharadas, equivalente a dos latas de refresco) de azúcar, reduce la capacidad de los glóbulos blancos para eliminar gérmenes hasta en un 40%. Este efecto comienza unos 30 minutos después de su ingesta y puede durar hasta 5 horas.

Respecto al consumo de hidratos de carbono complejos, no tiene ningún efecto sobre el sistema inmune. Además, el azúcar es en realidad un “anti nutrientes” ya que roba nutrientes de nuestro cuerpo, en efecto, debido a que ciertos nutrientes se eliminan del azúcar durante el proceso de refinado, nuestro cuerpo no puede procesarla, por lo tanto, necesita minerales del cuerpo para unirse a las moléculas del azúcar refinado con el fin de que nuestro organismo pueda procesar dicha azúcar.

La importancia de los macronutrientes para el sistema inmune.

La relación existente entre el estado nutricional de una persona y su resistencia a padecer infecciones es un hecho ya conocido desde 1846 en que Simon determinó que los niños malnutridos presentaban una atrofia linfoide con el consiguiente deterioro del sistema inmune que no podía defender al organismo del ataque de patógenos. Sin embargo, es mucho más reciente el descubrimiento de biomarcadores y de algunos de los mecanismos que
pueden explicar el papel más específico de los nutrientes sobre la función inmune. Los resultados epidemiológicos y clínicos sugieren que cualquier deficiencia nutricional altera la inmunocompetencia e incrementa la susceptibilidad a padecer infecciones. De este modo, cualquier alteración en las defensas del individuo puede hacer sospechar de la existencia de una situación de malnutrición de mayor o menor gravedad o de algún tipo de deficiencia nutricional. El hecho de que el sistema inmune dependa de la disponibilidad de nutrientes se puede explicar por dos motivos:


a) la necesidad de sintetizar nuevas moléculas durante el desarrollo de las respuestas inmunes (por ejemplo, los aminoácidos son necesarios para la síntesis de proteínas de fase aguda) y,
b) por su utilización en los fenómenos de división y diferenciación celular que ocurren durante la expansión clonal que da lugar al ejército de células que atacan y eliminan el agente invasor.


No obstante, hay que tener en cuenta que los nutrientes no sólo influyen sobre los mecanismos encargados de defender a nuestro organismo de los patógenos que causan las enfermedades infecciosas, sino que otras funciones en las que está implicado el sistema inmune, pueden alterarse por desequilibrios en los niveles de nutrientes o causas relacionadas con la nutrición.

Carbohidratos
Estos macronutrientes son fundamentales en la dieta por ejercer entre otras funciones, la de ser la fuente de energía más importante del organismo.
A nivel inmunológico, estos nutrientes juegan un papel fundamental en la respuesta inmune celular. Es de destacar el hecho de que todas las inmunoglobulinas (Ig) y muchos factores del complemento se encuentran glicosilados (unidos a un carbohidrato). De hecho, las cadenas de carbohidratos (CH) unidas a las proteínas cumplen varias funciones importantes, como son las de proteger a los péptidos de la acción de las proteasas y orientar la ubicación de
la sustancia extraña o del antígeno peptídico en la sinapsis inmunológica.

Nota: Mejor elegir carbohidratos sin modificar, por ejemplo copos de avena, arroz, trigo sarraceno en vez de galletas, dulces etc.

Grasa                                                            
La grasa es importante por su capacidad de modificar la composición de membranas celulares, en función del tipo de ácidos grasos presentes en la grasa dietética. Se aconseja el consumo de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) n-3 en enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide y en prevención de enfermedades cardiovasculares. El ácido araquidónico produce un aumento en los mediadores inflamatorios, y a través de éstos, regula la actividad de células inflamatorias, la producción de citoquinas y el equilibrio de las subpoblaciones linfocitarias. Se considera que, en general, los AGPI
n-3 actúan como antagonistas del ácido araquidónico. Tales efectos inducidos por este tipo de ácidos grasos, pueden ser utilizados como terapia en la
inflamación aguda y crónica, así como en enfermedades que impliquen una sobreactivación inapropiada de las respuestas inmunitarias, en general en patologías de etiología autoinmune.

Nota: Recomiendo elegir grasas sin refinar ni modificadas, por ejemplo aceite de coco, aceite de oliva, aguacates, nueces, etc.


Proteína
El tipo (calidad) y la cantidad de la proteína en la dieta pueden modificar la respuesta inmune. Una deficiencia proteica origina alteraciones en la génesis de anticuerpos, dando lugar a una disminución de los niveles séricos de inmunoglobulinas, además de un deterioro de la función tímica y la formación de linfocitos, así como una disminución de la respuesta al test de hipersensibilidad retardada cutánea.

Nota: Elegir protienas de calidad por ejemplo; pescados frescos, huevos, proteina de cáñamo, suero de leche, etc en vez de embutidos, carne procesada, etc.

ALIMENTOS FUNCIONALES EN LA ACTIVIDAD FÍSICA Y LA SALUD

Los alimentos funcionales poseen nutrientes y componentes no nutricionales que les aportan efectos añadidos a su valor nutricional, aportando beneficios al organismo e incluso ayudando en el tratamiento de enfermedades. Sus propiedades positivas en el campo de la actividad física y salud son muy variadas; pueden contribuir a mantener un peso saludable, favorecer un adecuado crecimiento, mejorar el tránsito intestinal, controlar el nivel de azúcar en sangre, las tasas de colesterol o alcanzar un adecuado rendimiento en la práctica deportiva.


Pero para conseguir un óptimo estado de salud general, la actividad física tiene que estar obligatoriamente asociada a una dieta saludable. Las personas que realizan actividad física tienen un gasto energético mayor que el de las personas con un estilo de vida sedentario.
Por tanto, el primer paso de actuación es valorar los hábitos dietéticos y de actividad física de la persona, necesarios para una buena prescripción dietética y mejorar o mantener la salud.


Una vez analizados estos dos factores, los alimentos funcionales en la actividad física cumplirían las siguientes funciones:
— Equilibrar (enriquecer o complementar) el aporte nutricional de los alimentos que ingerimos en la dieta.
— Asegurar el aporte de nutrientes esenciales en la dieta.
— Restituir los nutrientes que se ven alterados o destruidos por malos hábitos alimenticios, el consumo de alcohol, el tabaco, la utilización de fármacos y la polución.
— Mejorar la respuesta del organismo ante procesos de alergias y estados de estrés psíquico y físico.
— Ayudar a reducir los síntomas y riesgos asociados con los niveles altos de radicales libres que se generan durante la actividad física, protegerse de enfermedades relacionadas con la edad y retraso de los efectos del envejecimiento.
— Cubrir las mayores necesidades nutricionales que se producen en la actividad física como consecuencia del mayor desgaste físico y favorecer con ello un mejor balance energético.


Podemos clasificar a los alimentos funcionales en la actividad física en preparados enterales, barritas energética y bebida para deportistas, teniendo en cuenta los siguientes nutrientes que formarían su composición:


1. Concentrados proteicos: proteína, aminoácidos esenciales, aminoácidos ramificados, leucina, beta-alanina
2. Hidratos de carbono: amilopectinas, ciclodextrinas…

3.Fibra dietética: se trata de materia vegetal que resiste a la digestión y absorción por el aparato digestivo. También se podrían considerar importantes los prebióticos:

4. Probióticos: contienen bacterias vivas que tienen efectos en el intestino: ayudan a la rehidratación, proporcionan antibióticos naturales que parecen reducir la intensidad de las diarreas, y algunas hipótesis afirman que podrían mejorar la respuesta inmune del organismo.


5. Grasas: ácidos grasos omega-3, ácidos grasos de cadena media


6. Vitaminas: vitamina A, E, C, D, B…


7. Minerales: calcio, magnesio, hierro, cromo, zinc, fósforo…


8. Agua

Alcohol y deporte.

Las bebidas alcohólicas ralentizan el metabolismo de las grasas, ya que el cuerpo utiliza el alcohol como fuente de energía. Dos copas pueden reducir la capacidad de quemar grasa del cuerpo hasta en un 73%.

De hecho, sólo un trago de vodka contiene 100 calorías! No sólo al beber aumentar su consumo de calorías vacías, se ralentiza el metabolismo y obstaculiza la capacidad del cuerpo para procesar los alimentos.                                                                                                                                                                      

El consumo de alcohol también afecta el crecimiento muscular. No sólo va a tener una resaca y va a bajar la intensidad del entrenamiento, sino que su consumo en realidad disminuye la síntesis de proteínas en un veinte por ciento. Hay varias razones por que lo hace.

Por un lado, se deshidratan sus células musculares. Como muchos saben, hidratadar los músculos permite una situación anabólica mucho más alta.

Debido a que sus células no contienen más agua, se vuelve mucho más difícil construir músculo.

El alcohol disminuye y casi suprime el ritmo de secreción de hormona del crecimiento endógena; generando con esto que los avances musculares sean muy lentos y de baja calidad.

Cuando se consume alcohol se produce una reducción en los niveles de testosterona sérica; promoviendo con esto, un deterioro en el avance muscular, al mismo tiempo que decae el umbral de anabolismo muscular.

Además causa deficiencia de vitaminas B1, B2, B6, B12 y C.

El etanol afecta el sistema nervioso pudiendo provocar en un primer momento euforia y mayor fuerza, pero el efecto final es depresivo, es decir, deprime las capacidades del individuo para actuar ante cualquier situación y reduce los reflejos.

Las personas que han estado bebiendo grandes cantidades de alcohol durante largos períodos de tiempo corren el riesgo de desarrollar cambios serios y persistentes en el cerebro. El daño puede resultar de los efectos directos del alcohol en el cerebro o pueden resultar indirectamente, de un mal estado de salud general o de una enfermedad grave del hígado.

Son muchos los problemas que pueden ocasionar el alcohol, intenta evitarlo si quieres cuidar tu cuerpo y tu  mente.

La nutrición como terapia antienvejecimiento.

Desde hace mucho tiempo se ha relacionado la nutrición con el envejecimiento. Esta relación se ha centrado, básicamente, en los estudios de restricción calórica y en la suplementación con sustancias antioxidantes. Más recientemente se han realizado estudios encaminados a estudiar el papel de las grasas en las dieta, desde el punto de vista del estrés oxidativo como terapia antienvejecimiento.

Restricción calórica.

Como se ha descrito antes, la restricción calórica aumenta la vida media en un amplio rango de especies y disminuye la velocidad con que aparecen determinadas enfermedades relacionadas con la edad. Este efecto se lleva a cabo a través de una reducción en el estrés oxidativo. Esto se sustenta, entre otras pruebas, en la observación de que ratones calóricamente restringidos generan un menor estrés oxidativo que sus homólogos alimentados ad libitum, produciendo además un menor índice de oxidación de lípidos, proteínas, y ADN.

La restricción calórica, además previene mucho de los cambios que se produce en relación a la expresión génica durante el envejecimiento, ente los que se incluyen la elevación  en la expresión de las proteínas de shock término y la atenuación de la expresión de la proteína inducida por estrés Hsp70.

La restricción calórica podría ser una potente arma terapéutica para lucha contra el envejecimiento, ya que en un principio cumple con los requisitos exigibles de efectividad frente a la reducción del estrés oxidativo y el retraso del envejecimiento, así como contra las enfermedades asociadas a éste. No obstante, la posible aplicación de la restricción calórica como terapia antienvejecimiento en la población humana acarrea tales dificultades éticas y de tipo práctico que hacen prácticamente inviable su puesta en marcha.

Antioxidantes.

Como se ha puesto de manifiesto en los apartados anteriores, el estrés oxidativo desempeña un papel muy significativo en el proceso global de envejecimiento y, por lo tanto, la suplementación con antioxidantes podría ser de utilidad como posible terapia antienvejecimiento. Entre los primeros estudios cabe destacar los de Miquel y Ecónomos en relación a la capacidad del carbosilato de tiazolidina de aumentar la vitalidad y programar la vida media en ratones.

Posteriormente, Furukawa y cols. Mostraron el papel protector de la administración oral del glutatión frente al declive de la función inmunológica asociada al envejecimiento. Muchos otros antioxidantes han sido probados en relación al envejecimiento, con resultados más o menos positivos.

Entre dichos antioxidantes cabe destacar las vitaminas E y C, la coenzima Q, extractos herbales ricos en flavonoides y polifenoles, entre otros. Si bien los resultados obtenidos con estos antioxidantes han sido exitosos atenuación del estrés oxidativo mediado por la edad o por enfermedades asociadas a éstas, han tenido poco o ningún éxito en relación al aumento de la longevidad.

Tal vez para tener un mayor éxito con la terapia basada en antioxidantes se debería profundizar en el conocimiento de las propiedades farmacológicas de las sustancias empleadas, sobre todo en lo concerniente a la absorción, la distribución tisular y el metabolismo de estas. Además, no debe olvidarse el papel que las ROS tienen en la señalización celular, de modo que la dosis de antioxidante debe ser muy bien ajustada para evitar cambios en el estado redox que podrían alterar la función celular. Los problemas anteriores estas siendo solucionados, en parte, mediante el uso de una nueva generación de sustancias antioxidantes sintéticas, mimñeticos de la superóxido dismultasa y la catalasa. Estas sustancias están siendo ensayadas con cierto éxito, habiéndose mostrado efectivas en el aumento de la longevidad en ratones y C. elegans.

Dentro del grupo de polifenoles merece especial atención el resveratrol. Esta sustancia ha demostrado extender la vida media en diversos organismos, así como ejercer un efecto positivo en múltiples enfermedades, como el cáncer, enfermedad cardiovascular, Alzheimer, enfermedades metabólicas, entre otras. Su principal mecanismo de acción es mediante la activación de la SIRT1 (miembro de la familia denominada sirtuinas), mimetizando así el efecto  de restricción calórica sobre el envejecimiento. Estudios recientes muestran otra diana directa del reveratrol, la PI3K (fosfatidilinositol-3-quinasa), representándose asi otra via central de control de la vida máxima independiente de situinas.

Ácidos grasos de la dieta.

El tipo de grasa de la dieta condiciona de manera importante numerosos parámetros bioquímicos en la membrana mitocondrial. La importancia del tipo de ácidos grasos de la dieta reside en el hecho de que la membrana mitocondrial (y, en general, todas las membranas biológicas) es capaz de adaptar la composición de sus fosfolípidos a la grasa ingerida de forma mayoritaria. De este modo, si un individuo ingiere mayoritariamente grasa de origen animal, sus membranas serán más ricas en ácidos grasos saturados que las de otro individuo cuya fuente grasa mayoritaria sea de origen vegetal.

Por otro lado, se ha descrito de forma contundente cómo se producen las adaptaciones del sistema de transporte electrónico mitocondrial  en relación al tipo de grasa en la dieta, con mayor o menor repercusión sobre los diversos complejos del sistema. Además el estrés  oxidativo está relacionado con la composición lipídica de las membranas biológicas, de modo que una fuente grasa poliinsaturada (p. ej., aceite de girasol) generará membranas más susceptibles al daño oxidativo que una fuente saturada (grasa animal) o monoinsaturada (aceite de oliva), lo cual ha sido ampliamente demostrado en numerosas situaciones fisiológicas y patológicas, empleando numerosos modelos animales y humanos.

Los resultados obtenidos en este campo apuntan las siguientes conclusiones: el envejecimiento, entendido como un proceso endógeno y progresivo, provoca a lo largo de la vida alteraciones en la mitocondria y sus componentes, como el mtDNA (alteraciones que tienen un elevado comportamiento oxidativo). Estas alteraciones deterioran la estructura y la función mitocondriales, y, dependiendo de la capacidad del tejido en concreto para reparar el daño o eliminar la célula alterada, la función tisularar se verá afectada en mayor o menor grado.

Así, los tejidos con capacidad regenerativa, como el hígado, parecen ser capaces de remediar el daño ocasionado, como lo siguiente la ausencia de pérdida de función mitocondrial en términos de actividad citocomo axidasa. Sin embargo, se produce una pérdida de función en los tejidos posmitóticos, como el musculo esquelético o el corazón, sin capacidad para reemplazar células y, probablemente, con un sistema de reparación de daño menos efectivo (existen diferencias entre el hígado y el corazón, en relación al sistema de reparación del mtDNA). Esta pérdida de función se refleja en el descenso brusco de la actividad citocromo oxidasa, lo que da lugar a un desacoplamiento de la CTEmt, con la consiguiente ineficacia bioenergética y el aumento en la producción de ROS.

Las mitocondrias de los tejidos posmitóticos tratan de atenuar la situación desfavorable mediante el aumento de otros componentes de la CTEmt, como el citocromo b, o por medio de aumentos en el grado de poliinsaturación probablemente para intentar aumentar la fluidez y la actividad de la citocromo oxidasa restante mediante la presencia de una cardiolipina más poliinsaturada. Sin embargo, ambas acciones generan un aumento mayor en la producción de radicales libres.

El papel de la grasa en la dieta en este mecanismo residiría, por lo tanto, en la construcción de un entorno más o menos susceptible para la generación y la programación de ROS, especialmente cuando, como consecuencia de los procesos como el envejecimiento, se producen fallos en la CTEmt.

Donde está el pensamiento está la realidad.

Cada pensamiento origina una respuesta biológica, global, armónica, de todo su ser, material y espiritual en el sentido que marca el contenido del pensamiento que originó. Dicho de otra manera, cada pensamiento influye en el encauzamiento y utilización de las energías globales del hombre, y según su contenido intrínseco, se va a producir un efecto útil beneficioso, o negativo y perjudicial.

Por lo tanto, según el contenido del pensamiento, la respuesta biológica (RB), puede ser positiva, útil, o negativa, lo que significa un uso incorrecto y nocivo de las energías vitales, con repercusión en el funcionamiento del organismo, aunque a veces sea a niveles sutiles, y con repercusiones físicas y psicológicas en su salud.

A nivel deportivo un pensamiento positivo, una buena fuerza de voluntad, una actitud alegre, puede hacer que consigas muchos logros, algunos antes del tiempo esperado. Rodearse de un ambiente idóneo es imprescindible (personas, música, lugares, etc.)

Una mentalidad negativa puede traer a largo plazo hasta enfermedades, o complicar cualquier labor de la diaria, además será mucho más fácil abandonar una meta. Algunos alimentos también alteran nuestro estado de ánimo, siempre hay que cuidar lo que se come.

Me considero una persona bastante positiva y motivada, desde que nací, mi objetivo es explotar mi potencial físico y ayudar a otras personas a conseguirlo.

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El huevo, fundamental en la dieta del guerrero

Atletas y deportistas de todas las edades necesitan proteínas de buena calidad para poder contrarrestar el desgaste en musculo y tejidos por eso el huevo es una gran fuente de este nutriente. El consumo de huevo debe ser cocinado para evitar problemas de intoxicaciones.

imagesLos huevos son una importante fuente de proteína de alta calidad que además ayudan en el deporte a aumentar la fuerza y el tamaño muscular de quien los consume. Son una buena forma de tener niveles adecuados de proteína en la dieta.

Es una fuente completa de proteínas como podemos ver, pero especialmente para los ovo-lacto vegetarianos.

Una persona deportista puede requerir entre 1,5 y 2 gramos de proteínas al día por cada kilo de peso corporal.

Además tiene vitamina B12, vitamina D, hierro, luteína, riboflavina y selenio.

¿Qué contiene la clara de huevo? Está conformada de agua y proteínas, de lo cual un 90% es agua, además de vitaminas, glucosa y trazas de minerales, entre otras, incluidas las proteínas con los 8 aminoácidos esenciales para el cuerpo. Las claras de huevo pasteurizadas son mejor asimiladas por el organismo.

Fuente de vitamina A y E (una ración aporta el 28% y el 16% de la cantidad diaria recomendada – CDR-, respectivamente) y tiene alto contenido en vitamina D, que ayuda al fortalecimiento óseo al actuar sinérgicamente con el calcio, pero además según los últimos estudios esta vitamina ha demostrado tener efectos anticancerígenos, ya que los enfermos de cáncer tienen bajos niveles de la misma. (Una ración aporta el 36% de la CDR).

El huevo también es fuente de vitamina K, muy útil para la coagulación de la sangre. Su acción previene las hemorragias internas y colabora en el metabolismo de los huesos.

Otros minerales: excelente fuente de hierro, concentrado especialmente en la yema (dependiendo de la alimentación de las gallinas), fósforo, potasio, magnesio, selenio y zinc.

Tras analizar las propiedades, los investigadores determinaron que dos yemas en estado bruto tienen casi el doble de beneficios como antioxidantes en comparación a una manzana y casi lo mismo que media taza (25 gramos) de moras (cramberries), sin embargo cuando los huevos son fritos o cocidos las propiedades antioxidantes se redujeron por la mitad y un poco más de la mitad si los huevos se cocían en el microondas.

Todas las grasas del huevo están en la yema, la clara no tiene lípidos.

La yema asimismo contiene más vitaminas que la clara del huevo.

Beneficios:

Efectos de los huevos sobre la Salud ocular

Según estudios recientes, el consumo de un huevo al día puede prevenir la degeneración macular y las cataratas(enfermedades características en edades avanzadas) debido a su contenido de carotenoides, especialmente la luteína y la zeaxantina,  ambos compuestos capaces de evitar estos procesos degenerativos que puede conducir a la ceguera.

Propiedades Anti anémicas de los huevos

Gracias a su riqueza proteica, 6 gramos por unidad de proteína de alta calidad, ya que posee casi todos los aminoácidos esenciales y a su contenido de hierro, favorece a la producción de glóbulos rojos, factor fundamental para prevenir naturalmente la anemia.

Relación entre Colesterol y Huevos

Una nueva investigación muestra que contrariamente a las creencia anteriores, el consumo moderado de huevos no incrementa los niveles de colesterol, según los nuevos estudios se ha demostrado que el consumo regular de dos huevos al día, no afecta el equilibrio de los lípidos, ya que su contenido en grasas saturadas es muy bajo.

Bajo contenido graso del Huevo

Las grasas son saludables, a diferencia de la creencia popular sobre las dietas, solo en exceso pueden perjudicar y el organismo necesita de ellas para obtener la energía necesaria que le permita cumplir con todas sus funciones y los huevos en este aspecto representan un alimento perfecto para cualquier dieta, ya que contienen tan sólo 5 gramos de grasa general y tan sólo 1,5 gramos de grasa saturada.

Reguladores sistémicos

Los huevos son una muy rica fuente de colina, contenida en la yema, alcanzando alrededor de 300 microgramos, la importancia de la colina radica en que ayuda a regular las funciones cerebrales, el sistema nervioso y sistema cardiovascular.

Cuidado de la Salud cardiaca

De acuerdo con un estudio realizado por la Escuela de Harvard de Salud Pública, el consumo regular de huevos tiene la propiedad de ayudar a prevenir coágulos sanguíneos, derrames cerebrales y ataques al corazón, a diferencia de las creencias antiguas en las cuales se los relacionaba equivocadamente con el aumento del colesterol y por lo tanto las enfermedades cardiacas.

El huevo la única fuente de origen animal de luteína (antioxidante).

Es sabido que los carotenoides (pigmentos orgánicos que actúan como nutrientes antioxidantes protegiendo al organismo contra los radicales libres) se encuentran en los alimentos de origen vegetal, principalmente en los vegetales de hojas verdes. Sin embargo, la yema de huevo también contiene concentraciones considerables, siendo esta la única fuente de origen animal de luteína y de zeaxantina, los cuales ayudan a construir una matriz lipidia.

Composición del Huevo

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El huevo está envuelto por una cáscara calcárea de entre 0,2 y 0,4 milímetros de espesor, de carácter poroso, que en el huevo de gallina es de color blanco, o entre pardo amarillento y marrón. El huevo de pata es verdoso o blanco y los de las aves silvestres son moteados de formas distintas.

La clara del huevo es un fluido acuoso, ligeramente amarillento, compuesto por tres capas de distinta viscosidad.
Envuelta por la clara se encuentra en el interior del huevo la yema, de forma esferoidal, que se fija mediante dos cordones retorcidos en espiral sobre sí mismos (cordones de sujeción o chalazas) adheridos a la membrana envolvente de la yema y que atraviesan la clara hasta ambos polos del huevo.

El peso del huevo de gallina es por término medio de unos 58 gramos y sus principales componentes son agua, 74%, proteínas, 12%, lípidos, 11%, carbohidratos, menos del 1%.

Las proteínas que aporta el huevo son extremadamente ricas en aminoácidos, en total aportan dieciocho, entre los cuales se encuentran todos los esenciales, lo que la convierte en una proteína de alto valor biológico, es decir que el cuerpo humano puede aprovecharla al máximo para construir sus propios tejidos y estructuras.
En concreto cuando se estableció este tipo de medición biológica, que describe el porcentaje de la proteína que el cuerpo puede utilizar de la que obtiene en la alimentación, los científicos otorgaron al huevo entero el valor de 100, entendiendo que ninguna otra proteína de los alimentos podía ser tan aprovechada por el metabolismo humano como la que proporciona éste.
Pero además en su aminograma el huevo incluye algunos aminoácidos que son deficitarios o limitantes en muchos otros alimentos, como el triptofano, la serina o la cisteína, que aporta azufre y resulta esencial para la salud cardiovascular.

Los culturistas y otros deportistas que buscan reducir su porcentaje de grasa corporal, eliminan la yema y no consumen más que la clara, puesto que la grasa se encuentra precisamente en ésta primera, sin embargo, al hacerlo están desperdiciando al mismo tiempo más de la mitad del contenido de proteínas, ya que la yema proporciona un poco más que la clara.

No obstante, es preciso subrayar el hecho de que no toda la grasa que aporta la yema es dañina, así un 66% es en forma de triglicéridos, pero un 28% lo es en forma de fosfolípidos, entre los que se encuentran la fosfatidilcolina, la fosfatidiletanolamina, la lisofosfatidilcolina, la esfingomielina, la lisofosfatidiletanolamina, los plasmalógenos y el fosfatidilinositol, además de, para completar el perfil lípido, un 6% de ésteres de colesterol.

Lo interesante es que el propio huevo aporta sustancias que contribuyen a controlar los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, por lo que en la actualidad los científicos están de acuerdo en que en una persona sana los huevos no incrementan el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con los altos niveles de colesterol y lípidos sanguíneos.

De hecho, se ha podido comprobar que la ingestión de dos huevos enteros aumenta algo los niveles de colesterol en sangre, pero que curiosamente consumir más de dos no los incrementa más, lo que pone de manifiesto que el huevo contiene sustancias que regulan la producción de lípidos sanguíneos.

Curiosidad:

La típica pregunta, antes ¿el huevo o la gallina?

Pues bien también hay respuesta.

claras-huevo-musculosCientíficos de la Universidad de Warwick y la Universidad de Sheffield (Inglaterra) han llegado a la conclusión de que la gallina existió antes que el huevo debido a que una proteína hallada en los ovarios de las gallinas, la ovocledidina-17 (OC-17), cumple una función clave en la formación de la cáscara.

El hallazgo, aseguran, es una evidencia suficiente para determinar no sólo que la gallina fue antes que el huevo, sino también que la primera gallina posiblemente no nació de un huevo de su misma especie.

«Nuestro estudio nos hace detenernos por un momento y pensar si el huevo del que salió la primera gallina fue realmente un huevo de gallina», apunta Mark Rodger, de la Universidad de Warwick. En este sentido, los investigadores sugieren que tuvo que haber un embrión que se transformó en la primera gallina, aunque señalan que el huevo que pusieron sus progenitores «no tendría el aspecto de un huevo de gallina tal y como lo conocemos hoy día».

No obstante, Rodger ha reconocido que el dilema sobre qué fue primero, el huevo o la gallina, «nunca tendrá una respuesta definitiva en el sentido de que no se puede verificar de acuerdo a métodos científicos».

El descubrimiento del rol que juega la proteína OC-17 en la formación de la cáscara de huevo permitirá además avances en el campo de la medicina a la hora de crear huesos sintéticos e implantes más parecidos a los reales.

 

Opinión personal, El huevo es uno de los alimentos más completos, por la densidad y calidad de sus nutrientes: proteínas, lípidos, vitaminas y minerales. Diría que es esencial incorporarlo en la dieta del deportista y no tengan miedo a incorporar el huevo completo con algunas claras extras.