La legislación vigente en España sobre este tipo de productos marca tres requisitos para poder venderse con esta denominación: contar con un homólogo no light, detallar en la etiqueta las calorías y valores y, lo más importante, presentar una reducción mínima del 30% del valor energético respecto al producto de referencia.
Sin embargo, en los últimos años se han publicado numerosos estudios científicos que alertan sobre los peligros para la salud de las bebidas bajas en calorías elaboradas a base de edulcorantes y que animan a las administraciones a endurecer los controles, cuando no a restringir su venta.
Un consumo excesivo de este tipo de bebidas puede “falsear” la percepción del organismo y perjudicar el seguimiento de una dieta, haciéndonos comer más aparte de tener problemas de salud.
A pesar de que pareciera que los refrescos light son “inofensivos” y no causan problemas de salud, la investigación de Purdue University asocia el consumo de refrescos de dieta con los siguientes padecimientos.
- Enfermedades del corazón
Beber uno o más refrescos light al día podría elevar el riesgo de sufrir un infarto o padecer algún problema cardiovascular entre las mujeres. Antonio Gil, especialista de la Sociedad Española de Neurología, explica que las sodas contienen sodio y fructosa que cuando se consume en exceso elevan el nivel de la prensión arterial.
- Diabetes
El consumo regular (1 o 2 latas) de refrescos de dieta puede aumentar hasta 60% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Una de las razones es que el aspartame, principal edulcorante artificial, provoca un aumento de azúcar en la sangre y picos en los niveles de insulina, lo cual podría generar una mayor resistencia, favoreciendo la aparición de esta enfermedad explica un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition.
- Síndrome metabólico
La Universidad de Purdue asocia el consumo diario de refresco de dieta con 36 por ciento más de probabilidades de desarrollar síndrome metabólico si se compara con una dieta libre de esta bebida. Esta afección concentra los factores de riesgo que elevan las probabilidades de padecer una enfermedad cardiovascular o diabetes tipo 2, entre glucosa en la sangre, hipertensión arterial, exceso de grasa en la cintura.
- Asma:
El benzoato de sodio que contienen las bebidas gaseosas es un preservativo, incrementa el sodio general de la dieta y reduce nuestra habilidad de absorber el potasio. Algunas reacciones al benzoato incluyen urticaria recurrente, asma y eczema.
Al día, 11 estadounidenses mueren de asma y el costo del asma en E.U.A escala a más de 18 billones de dólares anuales.
- Aumento de peso
Como estas bebidas no son lo suficientemente saciantes, provoca que se consuman más calorías a través de alimentos sólidos, se explica en el artículo de American Journal of Clinical Nutrition.
Además muchas de estas calorías son vacias es decir no aportan nutrientes alguno al organismo.
Los edulcorantes artificiales o “azúcar falsa” de estas bebidas engañan al cuerpo haciendo que piense que está consumiendo algo dulce. El organismo no metaboliza estos endulzantes igual que la glucosa, haciendo que se acumule y se transforme en grasas, condición que eleva el riesgo de sobrepeso», asegura el artículo.
- Problemas de huesos (Osteoporosis)
El ácido fosfórico que sirve para conservar la bebida por más tiempo, pero que puede tener un efecto nocivo en el organismo.
El ácido fosfórico es esencial para el buen funcionamiento del organismo, ya que es comúnmente conocido como fósforo, que todos necesitamos a la hora de realizar varias funciones vitales como el simple hecho de mantener un cerebro y una memoria en perfectas condiciones. Pero como todo en el organismo, en exceso no es nada recomendable, por ello la ingesta de este ácido muy a menudo y en cantidades muy elevadas puede a la larga acabar por producirnos algún que otro problema.
El principal problema de los refrescos es que contienen altas cantidades este mineral, que a pesar de ser necesario, debe mantener unos ciertos niveles de equilibrio que nos permitan conseguir una buena salud. El principal problema del exceso de fósforo es la desmineralización que se produce en huesos y dientes a causa del exceso de este mineral. Es cierto que el calcio y el fósforo deben mantenerse en equilibrio para así conseguir tener unos huesos fuertes y saludables.
El calcio y el fósforo son dos minerales que el uno actúa en contra del otro si están en niveles desiguales, ya que el fósforo evita la asimilación del calcio por parte del organismo, y por ello se desencadena un proceso mediante el cual ponemos en riesgo las reservas que el propio organismo posee, pudiendo en cualquier momento afectar a los huesos y a su estructura. Este proceso mantenido durante días, meses y años puede acabar desencadenando en nosotros una serie de enfermedades óseas a causa de la falta de calcio.
- Complicaciones reproductivas
Las latas de refrescos tienen una cubierta de resina que contiene (Bisfenil-A), el mismo químico utilizado en botellas para bebé de plástico, botellas de agua y contenedores de plástico que arruinan el sistema endocrinológico, potencialmente causan pubertad prematura y anormalidades reproductivas y cáncer.
- Desgaste del esmalte de dientes
Mirtala Güitrón Reyes, especialista en periodoncia, implantología y odontogeriatría, explica que la mayoría de refrescos de cola, sean light o no, contienen ácido cítrico u ortofosfórico. Estos desgastan el esmalte de los dientes y favorecen la acumulación de bacterias formadoras de caries.
Hay polémica si el excesivo consumo de bebidas light endulzadas con ciclamato de sodio, capaz de endulzar hasta 600 veces más que el azúcar de caña, podrían generar cáncer. Este endulzante artificial está aprobado por Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.
Sin embargo, en 1970 se asoció el consumo del ciclamato con cáncer de vejiga en ratas y se prohibió su consumo en varios países.
El National Cancer Institute explica que después de unos estudios concluyó que el ciclamato no es cancerígeno».
En general, los refrescos light no son recomendables si se quiere llevar una alimentación saludable.
Composición de las bebidas gaseosas
Normalmente, las gaseosas contienen agua, azúcar, edulcorantes artificiales, ácidos (fosfórico, cítrico, málico, tartárico), cafeína, colorantes, saborizantes, dióxido de carbono, conservantes y sodio A continuación describiremos los componentes más importantes de las gaseosas y sus efectos individualmente:
Agua: el agua es el mayor ingrediente y representa el 90% o más de las bebidas gaseosas. Típicamente utilizan agua destilada o filtrada por osmosis inversa o nano filtración, por tanto prácticamente se elimina su contenido de minerales.
Azúcar: las gaseosas contienen gran cantidad de azúcar refinada. Una lata de 325 ml de bebida no dietética, contiene alrededor de 33 gramos de azúcar (carbohidratos de absorción rápida), el equivalente a 11 cucharitas de té. Azúcar refinada se refiere a el azúcar blanca (sacarosa) o al almíbar de maíz con alta fructosa. La alta ingesta de azúcar produce problemas dentales y aumenta el riesgo de sufrir de diabetes, cardiopatías, obesidad, sobrepeso y osteoporosis entre otras enfermedades.
Edulcorantes artificiales: las bebidas gaseosas dietéticas o de calorías reducidas contienen edulcorantes artificiales de bajas calorías. Entre ellos se destaca el aspartamo, acesulfamo-k y la sacarina.
Aspartamo (Nutrasweet/Equal): es 200 veces más dulce que el azúcar, por eso se utiliza en poca cantidad para endulzar la gaseosa.
Acesulfamo-K (Sweet One): es 100-200 veces más dulce que el azúcar, con un gusto residual un tanto amargo. De acuerdo a estudios, no se aconseja su consumo ya que diversos análisis en animales han mostrado su potencial carcinógeno.
Sacarina (Sweet’N Low/Sugar-Twin): es un edulcorante no nutritivo que es 300 veces más dulce que el azúcar. Al igual que el acesulfamo, estudios en animales de experimentación han demostrado que superando ciertas dosis diarias este puede ser causa cáncer.
Ácidos: la mayoría de las bebidas gaseosas contienen ácidos: cítrico, fosfórico, málico y tartárico. Estos ácidos proporcionan esa sensación refrescante y al mismo tiempo preserva la calidad y el dulzor de la bebida. El pH promedio de las bebidas gaseosas es de 2.4.
Ácido fosfórico: crea un medio ácido que mejora la absorción del dióxido de carbono, reduciendo la presión que genera el dióxido de carbono y permitiendo así el embotellamiento. El ácido fosfórico tiene un sabor amargo que es compensado con el agregado de azúcar. Está relacionado con la pérdida de calcio.
Ácido cítrico: es un acidulante usado para complementar sabores frutados en las bebidas. Mantiene los niveles de pH bajos, impidiendo el crecimiento de organismos. Es uno de los ácidos más erosivos para los dientes. Hoy en día, el ácido cítrico se obtiene industrialmente a partir del maíz y no de frutos cítricos. Contiene MSG (glutamato de sodio) que puede ocasionar, en algunas personas susceptibles, dolores de cabeza, dolor de pecho, náuseas, etc.
Cafeína: es una sustancia adictiva que mejora el sabor de la gaseosa. Estimula el sistema nervioso y aumenta la frecuencia cardíaca. Cuando se consume cafeína, temporariamente aumenta la capacidad de atención y disminuye la fatiga. Junto con el azúcar genera una conducta adictiva que perjudica nuestra salud. En una lata de gaseosas de 355 ml hay aproximadamente 40 mg de cafeína.
Dióxido de carbono: responsable de las burbujas de la gaseosa, el dióxido de carbono se introduce al agua bajo presión. A medida que se agrega más dióxido de carbono, disminuye el pH, otorgando más acidez a la gaseosa y por lo tanto resulta más burbujeante. También se lo considera un conservante ya que genera un medio ácido que previene el crecimiento de microorganismos.
Conservantes: son sustancias que preservan el gusto y el sabor y conservan la bebida por más tiempo, inhibiendo o deteniendo el crecimiento de microorganismo como hongos y bacterias. El exceso de preservativos puede causar asma, erupciones en la piel e hiperactividad. Los conservantes más usados son:
Dióxido de sulfuro (E220): es el más efectivo. Previene que las bebidas cítricas se oxiden y no cambien su color (que no viren al marrón). No puede ser usado en bebidas que son envasadas en contenedores de aluminio, ya que el contacto del dióxido de sulfuro con el aluminio produce sulfuro de hidrógeno (ácido sulfhídrico) que es altamente tóxico.
Benzoato de sodio (E211): es muy efectivo contra el crecimiento de levaduras y bacterias. Es difícil de disolver y tiene tendencia a precipitar en ácido benzoico. Bajo ciertas condiciones, reacciona con la vitamina C formando benceno, altamente tóxico para nuestro organismo por ser cancerígeno.
Sorbato de potasio (E202): es menos efectivo que el benzoato de sodio ante ciertas bacterias. Es más efectivo en un medio menos ácido comparado al benzoato de sodio. Es muy costoso y puede suprimir el sabor de la bebida. Se usa mayormente en bebidas a base de té.
Dicarbonato dimetil (E242): se considera una esterilizante frío. Se lo inyecta en el producto inmediatamente al ser embotellado, elimina microorganismos que pueden estar en los contenedores. Se lo usa mayormente en bebidas energizantes.
Saborizantes: presentes en todas las bebidas gaseosas. Se obtienen de fuentes naturales o artificiales. Se usan para proporcionar un aspecto más amplio de sabores .
Colorantes: hace que el producto final sea visualmente más agradable. Corrige las variaciones naturales de color durante el procesado o el almacenamiento y da la característica propia de color de cada bebida. Tienen efectos adversos en niños con hiperactividad. Uno de los colorantes más utilizados es el color caramelo.
Sodio: el contenido de sodio está en el rango de 20 mg-100 mg por cada 240 ml, dependiendo del fabricante y del sabor.