¿El cerebro solo se “alimenta” de “azúcar”?
Normalmente, el cerebro utiliza glucosa, pero en un ayuno prolongado o durante el período neonatal, el cerebro se adapta al consumo de cuerpos cetónicos.
Durante el ayuno prolongado, como el que ocurre inmediatamente tras el nacimiento, se produce hipoglucemia como consecuencia del agotamiento del glucógeno, en los prematuros y recién nacidos pequeños para la edad de gestación, cuyas reservas de glucógeno son menores, la hipoglucemia puede ser fatal. Por ello, se movilizan ácidos grasos del tejido adiposo, que sustituyen a la glucosa en todos los tejidos capaces de utilizarlos. Éste no es el caso del cerebro, que no puede utilizar los ácidos grasos por carecer del equipo enzimático necesario.
El cerebro puede utilizar los cuerpos cetónicos como fuente energética sustituidora de glucosa. El cerebro del neonato posee una enzima excusiva capaz de utilizar acetoacetato con considerable ahorro de energía. La acetoacetil-CoA sintetasa citoplasmática permite utilizar el acetoacetato sin necesidad de recurrir a las enzimas mitocondriales que requieren el doble de ATP. Por otra parte, al ser citoplasmática se ahorra el gasto del trasporte de acetilos para la utilización en los procesos biosintéticos. Ningun otro tejido posee esta capacidad. En el cerebro del adulto la cantidad de enzima se reduce llegando a ser insignificante.