El agua indispensable.
Aunque no se considere al agua como un nutriente, es indispensable para la vida y forma parte de todos los seres vivos. Dependiendo de la edad y de la actividad física, alrededor del 60% del peso corporal total se debe al agua contenida en nuestro organismo.
En un recién nacido esta proporción se puede elevar hasta el 75% y en un individuo obeso, baja hasta el 45%. Conforme envejecemos, vamos perdiendo agua.
El agua es el medio por el que se establece la comunicación entre las diversas células que forman los tejidos. Las enzimas responsables de la fabricación de energía y de la síntesis de las diversas sustancias que continuamente necesita el organismo, no pueden actuar sin la presencia de agua.
Todas estas reacciones químicas tienen lugar entre los productos disueltos o bien en los límites superficiales de los que están suspendidos en el agua.
A nivel deportivo un musculo hidratado rendirá siempre mejor, también las articulaciones se beneficiarían.
Además la disminución de los niveles de agua en el cuerpo ocasiona la reducción del tamaño o volumen de las células y promueve la degradación de proteínas, por lo que mediante el mantenimiento de los niveles adecuados de líquido podemos hacer que las células se hinchen, reducir la degradación proteica y estimular la contracción muscular.
La mayor parte del ingreso diario de agua se realiza mediante su propia ingesta como tal, o bien por la que contienen los alimentos, aunque nuestro cuerpo también sintetiza agua mediante reacciones químicas de oxidación: alrededor de 150-250 ml diarios.
Las pérdidas diarias dependen tanto de la temperatura exterior, como de la actividad física.
Mediante la orina se pierden alrededor de 1.400 ml, 100 ml por el sudor y otros 100 ml con las heces. Cuando hay diarrea o vómitos, estas pérdidas intestinales pueden ser tan grandes que incluso ponen en peligro la vida, de ahí la importancia de la rehidratación mediante bebidas que contengan una composición adecuada.
Para mantener el equilibrio mínimo en condiciones basales, se necesita ingerir diariamente alrededor de 800 ml de agua, aunque para que la función renal actúe con total normalidad y sea capaz de eliminar todas las sustancias tóxicas sin ninguna sobrecarga, se debe beber un mínimo de 1.500 ml diarios, e incrementar proporcionalmente esta cantidad si hay un aumento de la sudoración, bien sea debida a la práctica de ejercicio físico o al aumento de la temperatura ambiente.
Aconsejo no beber mucha agua tomando alimentos solidos, ya que perjudicaría la digestión alterando el Ph de los jugos gástricos y la composición de algunas enzimas digestivas. La mejor manera de beber agua es con el estómago «vacío», durante todo el día a tragos pequeños.