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Perdida de regla y ser deportista. (Mundo Fitness)

La prevalencia de amenorrea secundaria (ausencia de regla) y de ologemenorrea entre deportistas no está bien documentada, pero se estima que varía desde aproximadamente el 5 % hasta el 40 % o incluso más dependiendo del deporte. La prevalencia parece ser mayor en quienes entrenan muchas horas todos los días y quienes lo hacen con intensidades muy elevadas.

El entrenamiento realizado con una intensidad elevada, debido a la fuerte tensión impuesta sobre el cuerpo, puede estar más estrechamente asociada con la amenorrea secundaria.

Aunque el volumen e intensidad del entrenamiento pueden ser importantes, no es probable que ninguno de ellos sea el factor primario de la amenorrea secundaria.

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Bajo peso y escasa grasa corporal

Estar excesivamente delgada, la nutrición insuficiente, o ambas cosas, se han asociado durante mucho tiempo con la amenorrea. Algunos investigadores han sugerido que la pérdida de un tercio de la grasa corporal de una mujer o la reducción de entre un 10% y un 15% en el peso corporal total (masa) induce a amenorrea. La razón de ello es que los andrógenos se convierten en estrógenos en el tejido adiposo, particularmente en la grasa del pecho y del abdomen y esta conversión es la responsable de casi un tercio del estrógeno en las mujeres.

Cualquier reducción del tejido adiposo influye en el almacenamiento y en el metabolismo del estrógeno. Dicho de otra manera la grasa es una fuente importante de estrógeno, necesario para el funcionamiento menstrual normal. Hubo un tiempo en que se creía que un cierto pes mínimo para cada estatura era necesario para alcanzar la menarquia y permanecer eumenorreica. Posteriormente, esto evoluciono hacia una hipótesis según la cual las niñas necesitan tener un porcentaje de grasa corporal mínimo del 16% para llegar a la menarquia, y que posteriormente las mujeres necesitan un 21% de porcentaje de grasa corporal para mantener una función menstrual normal.

Déficit energético: nutrición inadecuada y alimentación desordenada.

Las pruebas existentes actuales indican que la nutrición inadecuada es una causa potencial de amenorrea secundaria. Los estudios han demostrado que la ingesta inadecuada de calorías, cuando el cuerpo no cubre las el gasto calórico durante un periodo prolongado de tiempo, es la causa primaria de amenorrea secundaria.

El reciente estudio de la doctora Anne Loucks y colaboradores de la Universidad de Ohio ha demostrado con claridad que no solo con inducir un déficit de energía en las mujeres eumenorreicas, en el que la ingesta de calórica sea inferior que el gasto de energía, se provocan alteraciones hormonales significativas que se asocian con amenorrea. Especialmente, la disminución de la ingesta calórica, con o sin estrés añadido aumenta el gasto de energía por el entrenamiento, lleva reducciones en la hormona luteinizante, la frecuencia del pulso y la hormona triyoditironina (T3), procesos asociados con la alteración de la menstruación.

Factores farmacológicos.

Esteroides anabólicos y sistema reproductor femenino.

En el cuerpo normal de una mujer se producen pequeñas cantidades de testosterona, y al igual que en los hombres, el incremento artificial de los niveles a través de la administración de AE afectará el eje hipotalámico pituitario gonadal. El incremento en los andrógenos circulantes inhibirá la producción y liberación de LH y de FSH lo que resultará en una reducción de los niveles séricos de LH, FSH, estrógenos y progesterona.

Esto puede resultar en la inhibición de la formación de folículos, de la ovulación y en irregularidades en el ciclo menstrual. Las irregularidades del ciclo menstrual están caracterizadas por una prolongación de la fase folicular y un acortamiento de la fase lutea o amenorrea. Aunque estos cambios son generalmente más pronunciados en las mujeres jóvenes, hay una gran variabilidad interindividual en la respuesta a los AE.

Los efectos secundarios de los fármacos, estén relacionados con la dosis, la duración del uso y al tipo de droga.