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Hormonas del estrés

Las hormonas son los mensajeros químicos del cuerpo que controlan numerosas funciones y circulan a través de la sangre hacia los órganos y los tejidos. Estos componentes químicos intervienen en los procesos del: Metabolismo. Crecimiento y desarrollo.

La testosterona, la hormona de crecimiento y la insulina son las tres principales hormonas anabólicas. El cortisol es una de las principales hormonas catabólicas, y como todas, tiene un lado positivo y uno negativo.


En el lado positivo destaca su papel anti-inflamatorio, catabolizando tejido dañado para ser expulsado, dando paso a la construcción de nuevo tejido. Su papel es por tanto indispensable. El problema viene cuando por un exceso de estrés (físico o psicológico) el cortisol se mantiene elevado constantemente. En este caso, la fase de recuperación o reconstrucción nunca llega. Se rompe el equilibrio natural y necesario entre anabolismo y catabolismo. Un exceso de cortisol inhibe la síntesis de proteína, aumenta los niveles de glucosa y deprime el sistema inmune. A medida que el cortisol aumenta, la testosterona desciende. Una forma de identificar el sobreentrenamiento es analizando la proporción testosterona/cortisol. Cuando este ratio se reduce en exceso, tienes un problema.


Otras hormonas catabólicas interesantes son las llamadas catecolaminas (como adrenalina y noradrenalina). La presencia de estas hormonas en sangre facilita la movilización de grasa. Podemos regular estas hormonas a través de la alimentación y principalmente la intensidad de la actividad física (alta intensidad = mayor nivel de catecolaminas).

Domina estas hormonas y dominarás tu cuerpo.

El problema de los carbohidratos.

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Junto con la respuesta crónica de la insulina, la dieta muy alta en carbohidratos también disminuye la testosterona y la hormona de crecimiento.

Esto te pone en una posición donde los efectos de los tres contribuyentes hormonales del crecimiento – insulina, testosterona y hormona de crecimiento – están limitados.

No vas a obtener precisamente tu máximo crecimiento con esta situación.

Los fisicoculturistas, frecuentemente, también reportan volverse pasivos y menos motivados hacia el entrenamiento cuando están muy cargandos carbohidratos y, de nuevo, esto no es algo que va a ayudar mucho al crecimiento. Mucha de esta pasividad puede ser vinculada directamente con los efectos bioquímicos de una dieta cargada de hidratos de carbono.

Las comidas altas en carbohidratos incrementan los niveles químicos de serotonina en el cerebro. El incremento de serotonina te cansa, te relaja y te alista para dormir. Es el nivel de serotonina el que es afectado por las drogas antidepresivas, Prozac.

Del mismo modo, el vínculo carbohidrato – serotonina es una de las razones por las que mucha gente clama por carbohidratos cuando están disgustadas. Buscan la relajación que la serotonina puede darles.

Pero el incremento causado por una dieta alta en carbohidratos puede también dejarte con el tipo de actitud de “¿a quién le importa?”. El “estado de alerta” puede ser afectado y esto puede también tener un efecto negativo en el gimnasio.

Se ha sugerido igualmente que el tipo de carbohidratos que se comen puede influenciar el efecto de la serotonina. Las comidas con alto índice glicémico, como azúcares, pueden tener un efecto mayor en la producción de serotonina que los alimentos con bajo índice glicémico.

Con el reducido nivel de carbohidratos en la dieta alta/moderada en grasas no tendrás este tipo de “adormecimiento”, debilidad o respuesta desmotivada.

Esto podría ser una de las razones por las cuales la gente que lleva una dieta alta en proteínas y alta/moderada en grasa aduce sentirse más energética.

También alegan ser más agresivos. Esto no debe extenderse hasta el poco saludable nivel de “ira” que ha sido reportado con los esteroides anabólicos, pero un aumento en la asertividad y compromiso está claramente presente. Esto no es sorprendente, dada la habilidad de la dieta para estimular la testosterona y la hormona de crecimiento, y otras evidencias anecdóticas.

En muchas tribus guerreras primitivas, la carne era reservada para los cazadores y guerreros para incrementar su habilidad y agresividad. Similarmente, muchos entrenadores de futbol y otros deportes alegan que las carnes rojas tienden a secundar la agresividad.

Dado que la dieta muy alta en carbohidratos te hace retener fluidos, una sensación de hinchazón puede persistir después de las comidas. Esto servirá para ponerte más lento y llevarte al sofá en vez de al gimnasio a donde perteneces.